Miles de veteranos estado- unidenses empiezan una guerra interna —mucho después de disparar sus armas, incluso después de quitarse el uniforme para siempre— que no pueden ganar.
Ada Martínez rompe a llorar al recordar cómo la guerra le robó la juventud a su hijo David quien, con 18 años recién cumplidos, se incorporó al contingente estadounidense en Irak y los horrores del campo de batalla le dejaron una profunda herida psicológica. Seguir leyendo «EEUU: Una batalla perdida, los veteranos no pueden con los trastornos tras la guerra»