Ilka Oliva-Corado
Observa las yemas de sus dedos agrietados por el uso de tanto químico, sus manos que trabajaron la tierra limpian desde hace 24 años restaurantes y centros comerciales, originaria de Camotán, Chiquimula, Guatemala, Tana dejó su indumentaria indígena, de la etnia maya ch’orti’ y se puso un pantalón de lona, una playera, unos zapatos tenis y emigró junto a otras 15 muchachas de su comunidad. Su pueblo, corredor seco, dejó de ser desde hace décadas la tierra fértil que alimentaba las raíces de los sembradíos; sin agua y sin comida tanto Tana como cientos de pobladores se han visto obligados a emigrar, unos hacia la capital, otros para Honduras y los más decididos agarran camino hacia Estados Unidos; unos con ayuda económica de familiares que ya están en el país y otros solamente con lo del pasaje para la capital y con la fe de que el Señor de Esquipulas les abrirá el camino.
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