por Thierry Meyssan
Rusia y China acaban de exigir por escrito a Estados Unidos que respete la Carta de las Naciones Unidas y los compromisos que ha contraído. Esta exigencia, desprovista de toda forma de agresividad, pone en tela de juicio no sólo el funcionamiento de la ONU, de la OTAN y de la Unión Europea sino casi todas las prerrogativas que Estados Unidos se había arrogado desde la disolución de la URSS, lo cual la hace inaceptable para Washington. Pero la superpotencia estadounidense ya no es la de antes y tendrá que resignarse al repliegue.