Muchas mujeres simpatizantes de la gesta libertadora, fueron unas activas participantes de variados hechos que contribuyeron al éxito de la misma, cuyas historias han sido rescatadas por investigadores y otras no han corrido con la mejor de las suertes y permanecen sepultadas por el olvido.
Esas historias caminan entre los tiempos en búsqueda de quien pueda dar con los datos e imágenes exactas y poder decirle a sus paisanos y connacionales, cual es la verdad de todo lo que el rumor dinamiza.
El historiador José Manuel Restrepo de la Academia Colombiana de la Historia encontró en 1978 un documento escrito por las autoridades españolas de Maracaibo, que brindaba unas nuevas y mejores luces sobre el lugar de nacimiento y fallecimiento, quienes fueron sus compañeros de sacrificio y en qué fecha ocurrió.
Desde niña tuvo reconocimiento por ser una de las mejores bordadoras y costureras de la capital del Norte Santandereano. Sus habilidades en los trabajos manuales se destacaron en las enseñanzas que realizó de las artes y la elaboración de ornamentos religiosos destinados a varias iglesias de Cúcuta, Villa del Rosario, San Antonio y muchos pueblos vecinos. Su mayor reconocimiento lo obtuvo al bordar la casaca de Simón Bolívar y varios informes que lucieron después de la victoria del 28 de febrero de 1813, conocida como la batalla de Cúcuta.
Para lograrlo la elaboración de esa reconocida prenda, escogió los más finos hilos de oro y con su prima Paula de las Mercedes Abrego y Noguera, realizaron la bien ponderada obra.
Al entrar el Libertador a los Valles del Zulia procedente de Ocaña camino a Cúcuta, la encontró en la hacienda Urimaco.
Desde su adolescencia mostró su cercanía con las causas emancipadoras, por lo que siempre fue una activa colaboradora con los ejércitos republicanos que combatieron en el Valle de Cúcuta contra las tropas españolas de Ramón Correa y Bartolomé Lizón. Puso al servicio varios contactos secretos con la tropa del general Francisco de Paula Santander sobre cada uno de los pasos que realizaban el ejército realista. Esto permitió los triunfos militares en San Faustino y Capacho contra las tropas de Matute y Cañas.
Ante la derrota de las tropas comandadas por Francisco de Paula Santander en los Llanos de Carrillo, cerca de la Garita y los Patios por parte de Bartolomé Lizón, al entrar a Cúcuta lo primero que hizo fue lista en mano, hacer traer a los colaboradores del ejército derrotado.
Fue apresada en la noche del 20 de octubre y conducida al amanecer del 21, donde fue obligada a caminar desde la hacienda Urimaco a Cúcuta, al ser delatada por unos jovencitos apodados «los catires», hijos de una esclava negra y un español.
Fue trasladada a la cárcel de la capital Santandereana, ubicada en la esquina de la avenida 5 con calle 11. Una vez recibido el sacramento de la confesión y ser desnudada, fue degollada, junto a Juan Agustín Ramírez, Andrés Colmenares, José Otero, Francisco Sánchez, Mariano Quintero, Emigdio Callejón, Fulano Carvajal, Francisco y Fruto Santander Martínez.
Quien la ejecutó fue Ignacio Salas quien con sable en mano, depositó todo su odio y sevicia, que lo llevó a reír al ver rodar su cabeza. Sus restos mortales jamás fueron recuperados.
Al celebrar su primer Centenario de su fallecimiento la Asamblea de Norte de Santander a través de dos ordenanzas. Una tuvo que ver con la elaboración de la estatua, para lo que un grupo conformado por Titto Abbo y Julio Ramírez Berti y la elaboración realizada por el artista italiano Víctor Bisagne, con las indicaciones dadas por Luis Febres Cordero, envió desde Europa en un viaje que terminó en El Lago de Maracaibo con la imagen de la famosa bordadora de Bolívar, descalza y con los brazos atados, reposa en el barrio El Llanito sobre un pedestal de granito. Es el homenaje para con una mujer que tejió con hilos de oro un capítulo de la independencia.
Esa obra tuvo un costo de 6000 dólares. A través de una colecta pública, el pueblo cucuteño aportó $2.158 y el comercio $2.154 y el resto fue donado por el gobierno Venezolano.
De su apellido tomó el municipio de Abrego su nombre, en buena hora y obrando en justicia. El parque que lleva su nombre en el barrio El Llano.
El sacerdote Eladio Agudelo en una diafana exposición en ese evento, la cerró diciendo, «Cada mujer de Cúcuta, tiene algo de Mercedes Abrego.
La realidad que vivió esta heroína, es que tanto los perseguidores españoles como su propia tierra están en deuda con ella y otras tantas, sometidas por la barbarie de quien nos invadió.
La fecha exacta de su nacimiento, lugar y nombre, es un trabajo serio que se abordar por esta nueva generación de historiadores, que están comprometidos a buscar la verdad de la historia de la historia.
Mientras muchos plantean que nació en la segunda mitad del siglo XVIII por los años 70, surgen muchos nombres como Urimaco, San Cayetano donde vivian sus parientes de apellido Abrego y San José de Cúcuta, donde estaban los Reyes como su lugar de nacimiento. Figura por unos como madre soltera o toda una señora casada. Que tuvo un hijo o tres. Que tuvo un amante que le triplicaba en edad.
Lo real es lo investigado por el sacerdote Salesiano Eladio Agudelo y don Luis Febres Cordero, que arrojó los siguiente datos: María Mercedes Reyes Abrego nació entre 1770 a 1772, madre soltera y con un solo hijo natural cuyo nombre es José María Antonio Reyes.
Simón Bolívar lució orgulloso el «uniforme azul con bordados de oro» que le hizo la Cucuteña defensora de las causas patrióticas, con el que entró triunfante a Caracas.
Mientras se sigue en la búsqueda de todos los los datos, que clarifique su realidad, su tránsito en la vida terrenal cuenta, que su trabajo como informante y costurera de la casaca para el libertador Simón Bolívar, fueron el detonante para perder la vida»-Fercahino
(María Mercedes Reyes Abrego nació en Cúcuta 1770 y murió allí mismo, el 21 de octubre de 1813)
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