Ilka Oliva Corado
Históricamente para la sociedad clasista y racista, en el arrabal se conjugan todos los males del mundo, por ende, quien es de arrabal automáticamente tiene que ser: ladrón, abusador, extorsionador, violador, asesino y todo lo que a la mente humana se le pueda ocurrir. Quitarse ese señalamiento es una labor titánica porque el estigma es una especie de ADN. Porque ser de arrabal se convierte en un impedimento para conseguir trabajo, para estudiar, para entablar relaciones interpersonales fuera del mismo. La gente ve a una persona de arrabal como a un delincuente del que tiene que cuidarse. Es excluida de entrada.
Seguir leyendo «Dignificar al arrabal»