El Capitalismo nos empujó al consumismo y el consumismo nos empujó a una competencia similar a la que libran los espermatozoides por llegar de primero al óvulo. Gana el más fuerte, el más hábil, el más astuto, el más rápido. Cientos de millones de competidores se quedan en el camino o mueren. En eso la selección natural es implacable.
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