José Darío Castrillón Orozco
No es el fascismo un fruto de la democracia, es una perversión de esta y su mayor enemigo. Aunque la invoque, y use el apellido democrático para sus engendros, sus fines son absolutamente antidemocráticos, porque para el fascista la democracia es un estorbo. Así como son estorbo los ciudadanos, los partidos políticos, y el Estado de Derecho.
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