Belén, la ciudad donde nació Jesús está bajo la bota militar sionista

OSCAR H. AVELLANEDA/PACOCOL.ORG/  09 ENERO 2020

Cada Navidad el mundo cristiano conmemora el nacimiento de un niño Palestino, bajo el régimen opresivo del imperio Romano, la superpotencia que en aquella época controlaba Palestina debido a su proximidad a los dos dominios ricos en recursos para el imperio: Siria y Egipto.

Belén, donde según la tradición nació Jesús, está hoy cercada por gigantescos muros, rodeada por puestos militares y un estricto control de accesos.

Sus campos ya no existen. Han sido reemplazados por los asentamientos ilegales que cada día ahogan y estrechan el cerco para confinar la pequeña ciudad dentro de los muros y asfixiar cualquier intento de desarrollo de su población.

La ciudad de la natividad del niño Jesús, está hoy bajo ocupación y opresión de la bota militar sionista.

Una infame muralla de 10 metros de altura rodea Belén, y para entrar hay que esperar junto a la impresionante muralla de concreto coronada por alambre de púas. Los soldados israelíes armados con rifles de asalto examinan los documentos y registran los vehículos.

 Sus residentes están prácticamente encarcelados, a unos pocos se les permite salir, únicamente para ir a trabajar en el Estado israelí.

Antes deben entrar en una larga jaula de metal, como pasadizo para ganado, en espera de que se les registre, se les tomen sus huellas y se les pase por el detector de metales. A algunos les piden desnudarse. El trámite puede durar más de dos horas.

Muchos de los hombres trabajan como obreros construyendo casas para sus opresores en tierras que solían ser suyas.

La ciudad se erige sobre varias colinas anchas y aplanadas, con escasa vegetación. Las casas más antiguas están hechas de roca amarillo-pálido y otras rojizas, incrustadas a lo largo de calles empinadas y angostas. En un estanquillo al aire libre, la carne de carnero gira en un asador, goteando grasa.

Los hombres con sus turbantes sentados en sillas a la orilla de la calle, beben el típico café árabe.

Ahora en el paisaje de Belén se encuentran más puestos de vigilancia y control que campanarios, por lo que habría que actualizar el villancico “Campanas de Belén”

Dentro del muro, a lo largo de los límites de Belén, hay tres campos de refugiados palestinos, bloques de apartamentos, construidos caóticamente. Y a lo lejos, dominando los montes y las colinas de los alrededores, se encuentran las colonias judías que se expanden descontroladamente, como plaga… por lo que habría que actualizar también “los pastores de Belén”.

La Iglesia de la Natividad está casi escondida. Esta misteriosa Iglesia parece más bien una fortaleza de piedra con paredes gruesas y hostiles y una fachada sin adornos.

Su carácter austero y sencillo contrasta con la exageración de las navidades actuales: grandes arreglos lumínicos, ornamentaciones especiales, gigantescos y cada vez más originales árboles de navidad y decoración majestuosa de centros comerciales en una época dedicada al consumo.

Hoy la celebración de la Navidad con regalos y decoraciones fastuosas contrasta con la sencillez y humildad que caracterizó el evento que se conmemora.

¿Y por qué en Belén, los turistas dan una breve vuelta y se van?

La mayoría de los turistas no se quedan porque pasan por agencias de viajes de Israel que controlan la duración de la estancia de sus viajeros en Cisjordania, un territorio palestino ocupado desde 1967 por el Estado sionista.

La mayoría entran a la basílica de la Natividad, y apenas 45 minutos después salen de ella y son llevados de inmediato fuera de la ciudad por los grandes autobuses de las agencias para que pasen la noche en hoteles israelíes.

La mayoría no son llevados a visitar el palacio de Herodes ni el sitio de Battir, cuyas terrazas cultivadas y el sistema de riego están inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Ni siquiera les dan tiempo de pasar a comprar «souvenirs» a las tiendas propiedad de Palestinos.

Aunque hay unos 50 hoteles en Belén y deberían estar completamente ocupados para la noche del 24 al 25 de diciembre, el año pasado les costó mucho lograr una tasa satisfactoria de ocupación.

Para el Estado sionista el turismo es una herramienta política, y Belén no se comercializa como parte de Palestina sino como un destino de Israel.

Millones de cristianos no son conscientes que Jesús fue un niño Palestino, ni que los estudios demuestran que no nació el 25 de diciembre, y ese no era su nombre.

Jesús es la versión latinizada del nombre griego ‘Ἰησοῦς’ (“lesous” así es mencionado en el Nuevo Testamento, escrito en griego). La versión latina fue Iesus, que a su vez es una interpretación del nombre original hebreo Yeshua, convertido luego en “Jesús”.

El año y fecha del nacimiento de Yeshua en realidad son desconocidos. Solo hay dos registros, ambos escritos mucho tiempo después por personas que no lo conocieron personalmente.

El Evangelio de Mateo dice que Jesús nació «en los días del rey Herodes». Herodes murió en el año 4 antes de Cristo. Entonces, si tiene razón, nació por lo menos 4 años antes…

El Evangelio de Lucas no detalla quién era el rey cuando nació Yeshua. Sin embargo, sí dice que Herodes era rey cuando Isabel (que afirma era la prima de María) concibió a Juan el Bautista.

En Lucas se sostiene que mientras María estaba embarazada «salió un decreto de Augusto que decía que todo el mundo debería pagar impuestos».

El único censo fiscal conocido en la región en el período fue ordenado por Publio Sulpicio Quirinio, gobernador romano de Siria, quien lo comisionó en el año 6 después de Cristo. Así que ni Mateo ni Lucas pueden tener razón, ya que hay una disparidad de por lo menos diez años entre ellos.

¿Qué día del año nació Yeshua? La Biblia no especifica un día, ni siquiera una estación, lo cual no es sorprendente, ya que los judíos y los primeros cristianos no solían celebrar la fecha del nacimiento de las personas. Los Evangelios de Marcos y Juan no se ocupan de esta cuestión en absoluto, y simplemente comienzan sus narraciones cuando Jesús era ya adulto.

Según el historiador de las religiones Mircea Eliade, el 25 de diciembre se conmemoraba el nacimiento de todas las divinidades solares orientales, y de la misma forma, bajo el imperio romano, el 25 de diciembre (solsticio de invierno), se celebraba la fiesta del ‘Natalis Solis Invicti’ (‘Nacimiento del Sol invicto’), y se celebraban las fiestas saturnales en Roma, que representaban el triunfo del sol sobre las tinieblas.

La iglesia católica fijó el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre en el siglo IV, porque era ya un día tradicional de celebración, y así Yeshua (“Jesús”) reemplazó al Dios Sol, que derrotaba cada año las tinieblas.

No hay referencias bíblicas ni documentales que sugieran que Jesús nació en la madrugada del 25 de diciembre. La vida de Jesús no fue documentada por las autoridades romanas ni por los historiadores de la época, y los recuerdos fueron recogidos de testimonios orales (es decir por medio del llamado «teléfono roto») muchos años después.

Según el Evangelio de Lucas antes de nacer los pastores velaban mientras sus rebaños pastaban. Pero las ovejas y los bueyes eran resguardados durante diciembre y enero en Palestina, porque los pastores no hacían vigilias en invierno debido a las bajas temperaturas.

Otro argumento para afirmar que Jesús no nació el 25 de diciembre es que los censos romanos, como el ordenado por Augusto, que obligó a José y a María a migrar, no ocurrían en invierno, debido a las dificultades con el clima.

Actualmente la Navidad se sigue celebrando el 25 de diciembre, como símbolo inconsciente de la alegría de estar vivos.

Belén y Palestina están ocupadas y sometidas hace 70 años al apartheid por el sionismo, con el apoyo del imperialismo norteamericano, por ello dolorosamente ni los pobladores de Belén, ni de Palestina pueden celebrar con paz y alegría la Navidad.

Se dice que hace dos mil años Herodes asesinaba niños Palestinos, hoy lo hacen los militares sionistas de Israel.

FUENTE: PALESTINALIBRE.ORG
*********ELCOMERCIO.PE