Lima, 6 ene (PL) Las expresiones de rechazo al indulto presidencial otorgado al exgobernante Alberto Fujimori continúan hoy en Perú, mientras las principales organizaciones sociales alistan una nueva jornada nacional de protesta contra la medida.
Más de 400 psicólogos difundieron una declaración colectiva contra el indulto dictado el 24 de diciembre último y que de inmediato provocó manifestaciones de rechazo, y se sumaron así a pronunciamientos de 300 escritores y 150 historiadores.
La declaración deplora la polarización generada por la medida que invocó motivos humanitarios, y advierte que ‘La decisión tomada por el Gobierno deja al país en un grave riesgo de fractura social’.
Critica igualmente la perversión en el uso del poder y acusa al presidente Pedro Pablo Kuczynski de haber actuado ‘en su beneficio personal y el de Fujimori, condenado por delitos de lesa humanidad.
Sobre el alegato presidencial de reconciliación como objetivo del indulto, los psicólogos apuntan que la misma no se impone por decreto sino que ‘debe partir del reconocimiento de la verdad histórica y sostenerse en la equidad y la justicia’.
El movimiento de rechazo a la libertad dada a Fujimori incluye cuestionamientos jurídicos y médicos que cuestionan irregularidades en el procedimiento ilegal y en una evaluación médica que exageró los males del exgobernante para justificar la medida, según los críticos.
Además, una movilización de nivel nacional convocada para el 11 de enero agregó al rechazo al indulto las exigencias de renuncia o cese de Kuczynski, elecciones anticipadas generales y una nueva Constitución, bajo el lema ‘que se vayan todos’ y el criterio de que el modelo neoliberal reinante genera corrupción y abuso.
En ese contexto, el comentarista Gustavo Faverón enfocó una nueva crítica en las condiciones de lujo en las que vive desde hace dos días el exgobernante, en una mansión cuyo arriendo, de 15 mil dólares mensuales, pagan misteriosos amigos.
Faverón señala que la residencia está en un barrio exclusivo, de geografía accidentada, lejos de cualquier clínica u hospital y su interior está lleno de escaleras y desniveles, sin rampas; todo lo cual es lo menos recomendable para una persona de casi 80 años y con problemas supuestamente graves de salud.
‘Tengo la impresión de que la última burla de Fujimori será hacernos presenciar su vida llena de lujos, más propia de un narcomafioso que de un jubilado terminal y desahuciado, en las ruinas de un país cada vez más deprimido y destruido gracias a él y sus cómplices’, añade el duro comentario.
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