
El 28 de octubre de 1769 nace en Caracas, el pedagogo, pensador y escritor de grandes obras de contenido histórico y sociológico, Simón Rodríguez.

Posteriormente, en 1792, fue llamado por el Alferez Real de Caracas, Feliciano Palacio Sojo, para que se encargase de la educación de Simón Bolívar.
Dos años más tarde, Rodríguez presenta un escrito crítico: Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento.
«Veinte páginas de juventud medulares y rebeldes», así describe el escrito Alfonso Rumazo González en su libro Simón Rodríguez. Maestro de América, publicado por el Ministerio de Comunicación e Información.
Rodríguez también es autor de tres libros fundamentales: Sociedades Americanas, El Libertador del Mediodía de América y Luces y Virtudes Sociales.
«Es humanista y, además, es un enciclopedista de la corriente de Montesquieu para quien la razón es lo más perfecto, lo más noble y lo más exquisito de todos los sentidos», refiere la mencionada publicación.
Por ello, indica González, la manera de escribir de Rodríguez no responde a lo literario, más bien es «distante de esteticismos y alquimias», por lo que se acerca el «meditar filosófico. Opera, anticipándose a la fórmula nietzscheana, por sentencias, condensando el máximum, presentando contrastes, paradojas, contraponiendo tesis».
Entre los planteamientos de Rodríguez destaca la fundación de una sociedad nueva donde influyen factores, que no existían ni en la norteamericana, ni en la francesa, y que son originales y originarios de América.
Por ello, influenciado por los pensadores de la Ilustración, se unió a la causa independentista, por lo que en 1797 apoya el movimiento independentista, encabezado por Manuel Gual y José María España, el cual fracasó y le valió su expulsión de Venezuela.
Tras este hecho, huyó a Jamaica, donde se camuflajeó con el nombre de Samuel Robinson. Luego se traslada a Europa y recorre Italia, Alemania, Prusia, Polonia, Rusia e Inglaterra. En este último lugar se encuentra con Andrés Bello y emprende su retorno a América.
En sus últimos años de vida, Rodríguez transitó por Quito y Latacunga, en Ecuador; luego se traslada a Guayaquil en 1854, y ese año viaja a Perú. Allí se enferma de gravedad y muere el 28 de febrero de ese año en Amotape.
Enseñar para la libertad
Rodríguez tuvo una gran influencia en la vida y en el pensamiento libertario de Bolívar, el cual formó en gran medida.
No sólo transmitió su idea emancipadora al Libertador, pues también lo acompañó a materializar lo que bajo el dominio imperial que sometía a América parecía una utopía.
«Con qué avidez habrá seguido Ud. mis pasos; estos pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo. Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto», escribió Bolívar el 19 de enero de 1824, en una carta dirigida a Rodríguez, tras enterarse de su regreso a América.
El 15 de agosto de 1805, Rodríguez acompañó a Bolívar en el Juramento del Monte Sacro, pronunciamiento en el que el Libertador de América ratificó su compromiso con la causa independentista de Venezuela y América Latina.
«¿Se acuerda Ud. Cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Ud. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener», refiere la mencionada misiva.
Rodríguez y Bolívar estuvieron constantemente juntos, sobre todo en tres lapsos: cinco años en Caracas, de 1792 a 1797; tres años en Francia e Italia, durante 1804, 1805 y 1806; y uno en el Perú y Bolivia, en 1825. La primera de estas etapas fue especialmente sustancial para el Libertador./Prensa YVKE Mundial- Agencias