Gerónimo Pérez Rescaniere
Tengo delante de mi un retrato del Presidente Chávez: besa unas manos que brotan de una multitud de sus adherentes. Las manos son femeninas, algunas, muy pequeñas, pertenecen a niños. Evidentemente, la multitud está detrás de una reja pero ha obtenido comunicación con el líder que caminó hasta ellos. Se ve el cuello fuerte, la cabeza se inclina, pareciera besar los pies de Cristo en vez de aquellas manos de pueblo, cierra los ojos como se cierran para escuchar una música sublime, vive intensamente aquel momento de amor. Cuando irrumpió en la escena mundial el día del “Por ahora” estaba montado un genocidio que condenaba a la destrucción a aquellos que tiene enfrente, él los ha salvado.Inmenso, asesino, era plan preparado mediante la deuda. Se iba a hacer descender la población latinoamericana, en vez de trescientos millones, quedarían cien, algo así. En un plazo de tal vez una década se realizaría. El genocidio es antiguo, precristiano. Antes tuvo otros nombres, hoy se presenta con palabra de “progreso”, “modernización”, “neoliberalismo”, lo vocean hombres con corbata pero tras ellos actúan seres peludos, sectas. Mucho se ha escrito sobre ellas en el internet, independientemente de eso, se las puede deducir , un ser humano en su sano juicio no planea e intenta ejecutar la muerte de millones de personas. Chávez lo aludió cuando dijo “Este sitio huele a azufre” y añadió “Aquí estuvo el diablo”, “Ayer habló por este mismo micrófono el señor Bush, expresándose como dueño del mundo”. Hablaba un poco en broma, con aparente exageración, pero nombraba la verdad.
Cuando Chávez recibió el comando de Venezuela, jurando sobre “Esta constitución moribunda” el país estaba colocado sobre un plano inclinado donde, por la mera acción de la gravedad, cualquier mínima acción, mínimo movimiento, cualquier inacción, puede hacer resbalar, producir un descenso, una catástrofe. Al trabajo de colocar los países en esa situación se llama fragilización. Se habían tomado diversas medidas de fragilización, la principal el eudeudamiento. Describo el caso de Venezuela pero esto rige para toda la humanidad, para toda Latinoamérica, porque, qué casualidad, toda Latinoamérica apareció endeudada de repente.
Preparando el desastre
La cosa comenzó durante el primer gobierno de Rafael Caldera: se cambian las leyes relativas a endeudamiento firmado con el extranjero por los entes estatales, se altera una ley aquí, un parágrafo allá, emancipando de la revisión previa de la Contraloría General de la República a esos contratos. Que excelente libro hará el historiador que revisara las actas de las discusiones congresiles de esos años, mostrando cómo propusieron, quienes apoyaron, como se aprobó ese crimen contra Venezuela. Crimen secreto y temprano.
Concluido el tiempo de Caldera, ganó las elecciones Carlos Andrés Pérez. Hizo muchos viajes, giras tercermundistas donde desarrolló relaciones privilegiadas con los gobiernos antinorteamericanos. Al regreso, daba en el aeropuerto una declaración contra el imperialismo y al día siguiente firmaba un contrato de endeudamiento redactado por Pedro Tinoco. Hoy 3.000 millones de dólares; 5.000 millones dentro de dos semanas. Ese dinero no hacía falta. El barril llegó a venderse a 40 dólares de los de entonces, que valían cuatro veces más de los de hoy, o sea que el valor real era de 160 dólares por barril. Sobre este endeudamiento se producía un magnífico silencio.
En torno al endeudamiento externo de todo el Tercer Mundo hubo un silencio nacional y mundial.
Carlos Andrés Pérez trabajó bien, sobre todo negándole a las empresas públicas el crédito interno barato, lo que las obligó u «obligó» a acudir a los mercados financieros de Miami y Nueva York a endeudarse. Pronto se conocería la cifra: 35.000 millones de dólares. Aquel endeudamiento no se tradujo en ninguna obra útil para Venezuela, pero desde entonces el país pagará entre cinco mil y ocho mil millones de dólares cada año en intereses y el monto principal continuará casi intocado.
El viernes negro
«Recibo un país hipotecado» es el titular a ocho columnas que encabeza la primera página de El Nacional que recoge la transmisión de la banda presidencial de Carlos Andrés Pérez a Herrera Campíns. La frase está entre comillas, la pronunció el presidente entrante, a quien se aprecia en la foto de pie, leyendo el discurso. A su derecha, sentado, le escucha Pérez con el rostro que parece desencajado por la demasiado pública y demasiado verdadera acusación. ¿Lo está?
Luis Herrera intentará no endeudar, su parada es otra, vinculada a la guerra de las Malvinas. Tal vez podría tachársele de imprudente, actúa con aparente olvido de que manejaa un país hipotecado, como si Venezuela no estuviera colocada sobre un plano inclinado. Inglaterra, combatida en las Malvinas, posee papeles de deuda y los intereses suben y suben. El precio de petróleo baja. Herrera patalea, inútil. La devaluación del viernes negro es un intento de ahorrar dólares. Venezuela sangra pero no basta, al final de su mandato, Herrera entregará el país más endeudado aún.
Sigue Lusinch,i habla y habla de un club de países deudores que actuarán asociados para obtener mejores condiciones de pago, al final viaja a Nueva York y firma “el mejor refinanciamiento de la historia”. Cuando entregue el poder declarará: “Fuimos sometidos a engaño”. Maravilla: está entregando el poder a CAP, el endeudador.
Pero hay algo más, cambia el mundo. El Congreso norteamericano le aprobó a Ronald Reagan el mayor presupuesto militar de la historia, con lo que derribó al comunismo. El poder norteamericano quedó sin contrapeso, adviene la globalización. Por pura casualidad, no sólo Venezuela, también Colombia, Ecuador, Argentina, estaban endeudados. ¿Casualidad? Los presidentes arreglaron las cosas para baldar nuestra independencia y hacer que parecieran indispensables los paquetes económicos, que eran programáticos de lo que iba a venir, de lo único que podía venir cuando los Estados Unidos tuvieran el poder mundial incontestado. Lo presentarán como cosa de robo, de corrupción, mentira, hubieran podido robar a fondo sin endeudar. También movieron federalismo, otra de las exigencias que después haría públicas el FMI. En cada uno de nuestros países funcionó una COPRE antes de la caída del comunismo.
Ya estaba montado el genocidio, ¿Qué faltaba? Las etapas: Cada país tenía que regalarle a las potencias imperiales por medio del Fondo Monetario Internacional una parte de su presupuesto anual. En Venezuela llegaron a ser 5.000 millones de dólares al año. Esto significaba menos salud pública, reducción de los programas de educación gratuita, cero vivienda. Hubo que regalar las empresas del Estado, Siderúrgica perdida, aluminio perdido y avanzándose hacia la privatización de PDVSA, ya lo estaba en más del 50 por ciento a través del contrato de asociación Intesa, una empresa cuyos gerentes eran generales que habían ejercido comando en la CIA. Controlaban la informática, las compras, la ingeniería de la petrolera. En el momento adecuado recibiría la puntilla.
Proyecto Paso litoral del lago
Cada año sería inevitable darle nuevo regalo al FMI, mayor porque la deuda habría crecido. Ya conocemos la historia de los teteros de perrarina, del 80 por ciento de la población en situación de pobreza, pero se preparaba algo más, la secesión del Zulia. Horrenda traición a la patria caracteriza el proceso que se llamó Proyecto paso litoral del lago. Quien quiera ver los detalles puede consultarlos en mi artículo 4 de febrero: la conspiración de derecha ocultada, publicado en CaracasCCS el 4 de febrero pasado. (*). No hacía falta privatizar a PDVSA, así se la perdía más rápido, el Banco Mundial auspiciaba el Proyecto Paso litoral del lago.
El Copey de Eduardo Fernández había denunciado ese Proyecto durante las elecciones, distribuyó videos llamando a Carlos Andrés Pérez colombiano pero cuando advino el 4 de febrero apoyó a Pérez.
¿De qué se iba a alimentar Venezuela cuando se perdiera el Zulia? Vendría hambruna.
Hay razones para pensar que planes iguales se desarrollaban en el resto de los países latinoamericanos.
El corolario definitivo era la anexión. Poco antes se había realizado el viaje de una pequeña lancha o yate llamado Niculina, para probar que era posible la anexión de Venezuela a los Estados Unidos por medio de unión de los ríos Illinois, Mississipi, Orinoco y Amazonas. Proyecto auspiciado por un Instituto dependiente de la Universidad Simón Bolívar. Anexión de Venezuela y toda Suramérica. Un próximo artículo estará dedicado a eso.
Cuando Chávez recibió la presidencia (**) el petróleo estaba a cinco dólares el barril. Chávez invitó a los jeques de la OPEP a Caracas, al hotel que todavía se llamaba Hilton, los agasajó, y comenzó a revivir la OPEP, a subir el precio del petróleo, a 30, a 32 dólares el barril, cuando llegó a 35 pareció un escándalo. Para todo ello fue necesario abrir la Caja negra de PDVSA. Lo rescatado alcanzó a 36.000 millones de dólares el primer año. Si pensamos en 14 años de gobierno chavista esto sumaría una cifra incalculable, si le añadimos Arabia Saudita, Irán, Iraq, Libia, México Kuwait, que subieron sus precios gracias al mismo movimiento, podemos aproximarnos a una idea del “Costo Chávez” para los países industrializados, y pensar en la crisis norteamericana y europea actuales en su relación con esta inmensa suspensión de subvenciones. No digo que sea la única causa, también ha actuado allá el endeudamiento y la usura, también la competencia china, pero no es lo mismo con subvención que sin ella.
Ya sabemos lo que hizo Chávez en Venezuela, lo que hizo por Cuba y lo que obtuvo de Cuba en medicina, en mil cosas. Suspendiendo el genocidio, le prestó dinero a Argentina, a otros países, con lo cual a los usureros del FMI se les murió la industria sin chimeneas que tenían montada, se quebró el ALCA y la humanidad se salvó de una era oscura.
Ya estaba montado el genocidio cuando llegó Hugo Chávez.
(*) CaracasCCS, 4 de febrero de 2013.
(**) De Cristóbal Colón a Hugo Chávez Frías. Vol. III, pags. Pags 110 y siguientes, 266 y siguientes.
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