“Somos Chávez»

 Marcelo Padilla-

 somos chávezLa muerte de Hugo Chávez, se sabe, tuvo y tendrá una dimensión mundial. No sólo porque Venezuela en términos geopolíticos representa uno de los países más importantes en la comercialización petrolera; además de haberse constituido en un modelo de alianzas internacionales, de integraciones regionales, de intercambio solidario con países de la región caribeña y suramericana, Venezuela y su pueblo, bajo la guía del comandante, es ya modelo de sentido, fanal que alumbra esperanzas para los pueblos sometidos, símbolo de dignidad para los humildes que saben reconocer desde el dolor -y la conciencia- todo lo que significó Hugo Chávez en sus vidas cotidianas.No porque Chávez haya sido un salvador, un fundamentalista fanático como lo quisieron pintar desde el principio, un dictador, autoritario y totalitario que “impuso” un estilo de régimen al cual todos los venezolanos debieron someterse como cabras arreadas al corral (a la historia no la hace solo un hombre sino un pueblo con sus luchas).

Muy por el contrario. No solo legitimó su poder político en democracia electoral en 16 oportunidades (esto sería lo formal en términos estrictos dentro de un sistema republicano) sino que ejerció un liderazgo que tuvo como norte el “empoderamiento popular” a partir de reformar una constitución obsoleta y oligárquica, hacer otra adaptada a los intereses nacionales y populares.

Esto es, desde el gobierno no se impuso un estado de cosas verticalmente sin la participación popular, más allá de las contradicciones de las que se constituye todo proceso político y social. Justamente, la novedad del chavismo como fenómeno político es haber construido una herramienta de protagonismo para los más humildes, para los que venían de la oscura noche de la ignominia neoliberal bipartidista, para los que no tenían voz ni voto porque no fueron jamás interpelados para ser parte de la construcción de su patria. La rebelión de febrero de 1989 conocida como “caracazo” fue el antecedente para que de las poblaciones desposeídas saliera esa energía social que luego se canalizaría tras un líder militar rebelde al servicio de su pueblo.

“Las misiones” fueron parte de esa construcción, engranajes de la sociedad civil que articularon con el Estado políticas de resolución de problemas cotidianos. Como por ejemplo:

-Misión Milagro: oftalmología con consultas y cirugía gratuita.

-Misión Ribas: educación secundaria para toda la población, gratuita.

-Misión Barrio Adentro: módulos en los barrios marginales con médicos las 24 hs. totalmente gratuitos, con medicamentos y examenes de laboratorio incluidos.

-Misión Abuelos del Barrio: recreación, médicos y medicamentos, protección y deportes para la gente de la tercera edad, gimnasia, música, danza, etc.

-Misión Sucre: Educación Universitaria para toda la población.

-Misión Mercal: Mas de  2000 mercados populares en todo el país.

Se reportan más de 200 misiones y, en todas, la población es militante de las mismas, realizando por ejemplo control popular de precios.

Además, en los 14 años que gobernó Hugo Chávez salió de la pobreza el 40% de los venezolanos. Hoy los niños miden más, por su buena y mejor  nutrición, entre otros logros de la revolución chavista.

En definitiva, la apuesta fue ampliar el Estado desde la participación popular haciendo responsable a su gente para encauzar en acciones las demandas sociales y económicas, culturales y políticas. Generó un movimiento inmenso de amor y solidaridad social que hoy es paradigma en el mundo entero.

Solo basta escuchar los testimonios de su pueblo en las exequias. El cariño inconmensurable pero también la conciencia revolucionaria de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres, de afrodescendientes y etnias ancestrales, de curas populares y militares leales al ideario Bolivariano y al legado de su último redentor, Hugo Chávez.

Esa gente, esos millones que fueron marea roja en la tristeza, masa pensante y emocional activa, está más que dispuesta a seguir adelante, “rodilla en tierra” como dicen ellos, para profundizar el socialismo del siglo XXI y propalarlo hacia todo el continente lleno de hermanos latinoamericanos.

“Somos Chávez” gritaba la gente, y no era una consigna por el sanguche y la bebida como creen y difunden muchos desinformados o malintencionados. Una mujer, en uno de los tantos testimonios a la televisión lo dijo muy claro: “Yo soy Chávez, Chávez no ha muerto porque vive en mí, soy la continuación de él en mí, mi vida cambió desde que él apareció por eso él está en el corazón y en la vida de todos los venezolanos”.

Clarito. En Venezuela nadie se rinde. Y lo amplío hacia nuestro país, aquí tampoco debemos rendirnos. Si nos conmueve el chavismo en Venezuela, la dignidad del pueblo cubano, la lucha estoica del pueblo Ecuatoriano con Rafael Correa a la cabeza, la simpleza de Pepe Mujica, la férrea voluntad de cambio e inclusión de Evo Morales o la sostenida política popular de los sandinistas Nicaragüenses, no podemos hacernos los distraídos en Argentina. Cristina Fernández ha llevado adelante un gobierno que tiene sus quiebres (como cualquiera de los nombrados) pero que forma parte de este mapa latinoamericano cada vez más unido y diverso, plural y democrático, inclusivo y participativo. Y de ese “mapa” participó, en su armado, el propio Néstor Kirchner.

Por eso, nosotros también!!!SOMOS CHÁVEZ!!!

Desde Mendoza, Argentina.