Enrique Chacón viste ropa ancha, gorra, bermudas y zapatos deportivos. Su música es el hip hop. Es todo un bboys (bailarín), pertenece a un crew (grupo) y todos los días, desde hace cuatro años y medio, se reúne con otros jóvenes para bailar breakdance, uno de los elementos que definen a la cultura Hiphoper, en el Nuevo Nuevo Circo.“El breakdance es vida, salir de la rutina. Es algo más allá de un pasatiempo. Es amar la danza, amor a ti mismo”, confiesa Chacón.
La de Chacón, los hiphoperos, es una de las varias “tribus urbanas” que florecen en Caracas como en otras ciudades.
Géneros musicales, cómics, estilos de baile, videojuegos y maneras de concebir la vida son algunos de los intereses que acercan a muchos jóvenes hacia esas formas de agregación social.
El término tribu urbana fue popularizado por el filósofo francés Michel Maffesoli. En su libro El tiempo de las tribus, el declive del individualismo en las sociedades de masas (1990) plantea que éstas son “microsociedades” de las grandes urbes, asociadas a emociones intensas, a la búsqueda de nuevas formas de sociabilidad y a la necesidad de espacios para expresarse.
Para Reinaldo Iturriza, sociólogo de la UCV, el concepto se remite a “formas de agregación social y de organización con fuerte peso identitario y que están mediadas por lo cultural”, lo cual distingue a las tribus de los partidos y organizaciones gremiales y sindicales.
A las tribus no sólo las distinguen su lenguaje y la ropa. “Tienen que ver con una estética, incluso, con una ética, muchas veces mediadas por lo comercial”, refiere.
DIMENSIONES Y LA INDUSTRIA CULTURAL
Freddy Silva, también sociólogo de la UCV, realizó su tesis de grado sobre las tribus urbanas. Desde 2006 hasta 2009 produjo para Ávila TV el programa Kolectivoz, dedicado a visibilizar las expresiones urbanas. Refiere Silva que estas tribus se mueven en dos dimensiones: una contestataria, en la que se inscribe el Punk, surgido a mitad de los años 70, en Londres y en Tottenham, como un movimiento obrero; el Hiphoper, que toma fuerza a finales de los 70 en la reivindicación de los derechos civiles afroamericanos; y el Rastafari, que comparte con el Hiphoper la reivindicación de la africanidad.
La otra dimensión es, según Silva, la lúdica, más estética y asociada a fiestas, músicas y bailes.
Dentro de esa categoría se inserta el movimiento Emo que, según explica, no busca una transformación de la sociedad, sino que responde a una lógica existencialista.
Luis Laje, joven de 19 años, residenciado en la urbanización Los Naranjos, de El Cafetal, se define como un muchacho Emo. “Uno se mete en esa movida por sentirse burda de deprimido”, explica Laje.
El nombre de Emo viene del término en inglés Emotional, el cual se traduce como “emocional”. “Es full existencial, depresivo y suicida”, apunta Silva.
Tiene relevancia en jóvenes de clase social media a alta. En ellos, se da el fenómeno de los cortes en la piel. Se lesionan para sentir vida. “Está ligado a lo material, al suicidio y a la depresión. También, hay una tendencia hacia el reconocimiento de la homosexualidad”, precisa.
Laje cuenta que los Emo suelen reunirse en lugares como la plaza Francia, en Altamira. “Conversamos sobre cosas que nos han pasado, la música que escuchamos, pero normalmente sobre las experiencias tristes”, señala.
En su caso, según explica, la tristeza proviene del hecho de que su familia no le presta atención. “No me paran. Todo es mi hermano. A mí me excluyeron de una manera radical”, cuenta.
Responde con un sí al preguntarle si tiene la costumbre de cortarse en el cuerpo. Muestra las cicatrices en una de sus muñecas. “Dependiendo del estado de depresión… A veces uno se corta de manera profunda para acordarse de la experiencia”, afirma.
EN LA URBE VENEZOLANA
En nuestro país se da un proceso de resignificación, que es cómo un movimiento que, en algún momento lanzó mensajes de autogestión, de antimilitarismo, de anticapitalismo, toma un nuevo significado, señala Silva.
Considera que aunque ha habido algunos incipientes movimientos de transformación, en Venezuela sobresale el aspecto musical.
“Sucede con los rastas. A medida que se agarra una cultura exógena y se va apropiando, a su vez se va suavizando, como hace la industria cultural, y desdeñando su referente político más fuerte, dejando elementos importantes por fuera”.
Explica que la industria cultural hace un ejercicio de apropiación de estos grupos contestatarios para edulcorarlos. “Suaviza y quita la incomodidad política del movimiento y lo lanza al mercado como una mercancía más. Hay una reapropiación edulcorada”, opina.
“El movimiento Punk nace como una respuesta obrera a todas las vejaciones de los derechos. Su estética incluye las botas tipo militar, que eran las que usaban los obreros en las fábricas. Posteriormente, los punk comenzaron a meterle estética, a pintarlas de colores, y surgieron las botas marca Doctor Martens. La industria cultural los lanza (a los punketos) al mercado masificado; el movimiento pasa a ser bonito y chévere. La industria cultural lo banaliza”, asevera.
En Caracas, el movimiento Hip- hoper ha tenido un fuerte auge. “Es la tribu más contestataria y política”, asevera Iturriza. Ellos han encontrado espacio, por ejemplo, en el Laboratorio de Artes Urbanas (LAU), del Núcleo Endógeno Cultura Tiuna El Fuerte. Este colectivo, apunta Silva, entendió que el proceso de inclusión de los jóvenes que pudiesen estar propensos a la violencia tiene que pasar por referentes tentadores para ellos.
“(Lo ideal) no es meterlos en una escuela de cuadros políticos, es enseñarles cómo intervenir un muro, cómo rimar líricas sobre una pista que ellos mismos producen. El LAU entendió que un proceso formativo pudiese generar saldos de inclusión social, lo mismo ha hecho el colectivo Hip Hop Revolución. Ha habido un trabajo político del hip hop en Venezuela, y ha habido un aumento de los adeptos del movimiento Rap African Poet, que es: Poesía Revolucionaria Africana”.
MAMÁ ÁFRICA, EL BARRIO Y JAPÓN
Considerada como una “vieja tribu”, el movimiento Rastafari, de origen jamaquino y africano, tiene fuerte asentamiento en Venezuela. Ellos suben al Ávila cuando se cumple el natalicio de Marcus Garvey, Héroe Nacional de Jamaica, fundador de la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro; y de Haile Selassie, último embajador de Etiopía considerado por el movimiento rasta como “Mesías Negro”. Tienen una congregación en San Jorge y en Chuspa (estado Vargas), donde promueven el autocultivo. “Cuando los ves, crees que son chamos que sólo andan pendientes de oír música, pero cuando investigas te das cuenta de que hay algunos movimientos que trascienden el discurso”, apunta Silva.
El Raptor House es otro movimiento que ha cobrado auge. Conocidos también como Tukis, ellos rechazan el calificativo por ser peyorativo. Surge en los sectores populares. Bailan música electrónica, tienen fuerte influencia de la industria cultural, sin evocaciones políticas. “Han sido estigmatizados y criminalizados, incluso, desde los sectores progresistas”, manifiesta Iturriza.
Los Raptor House intervienen cada espacio que encuentran, cada matinée, cada liceo, cuenta Silva.
Su criminalización es, para Silva, la misma de la pobreza, es decir, tiene un origen de clase. “Se mantiene la lógica de que el chamo que está en un callejón sentado a las 7:00 pm con unos shorts de basquetero, unos punto negro (zapatos deportivos marca Nike) y una camiseta, tiene droga, la va a vender y se va a meter en problemas. En cambio, si vas a Santa Fe, en el municipio Baruta, y ves a un chamo con el mismo atuendo, pero pelo liso, sentado en una cancha, se piensa que pasea a su perro”.
Otro movimiento popular en las ciudades venezolanas es el Otaku. Éste agrupa a jóvenes aficionados a los animé y los mangas japoneses. Las llamadas convenciones son eventos donde se encuentran y asisten con cosplay (disfrazados de sus personajes favoritos).
NUEVAS Y VENEZOLANAS
Así como hay las que se han nutrido de imaginarios foráneos, “en nuestra cultura popular están emergiendo movimientos con más anclaje en la ciudad”, al menos eso sostiene Silva. Y en esas nuevas tribus se incluyen a los motorizados y a la “juventud prolongada”.
En el caso de la primera, explica que el auge de las motos ha propiciado desde deportes extremos, como el “caballeteo”, hasta actividades laborales, como los mototaxistas. “Pasas por la avenida Sucre y (los mototaxistas) tienen su camisa con un nombre llamativo. Se reúnen para jugar truco hasta que le salga su carrera, ven videos de Youtube por teléfono. Tienen sus códigos, su chalequeo, es una tribu urbana”, sostiene.
Silva cree que las personas de la tercera edad que hacen vida en la ciudad y se organizan en función de una necesidad son también una tribu urbana. “Mauro de Catia es un vocero fuerte de ese movimiento. En la plaza Andrés Eloy Blanco los ves jugando dominó, no se caen a curda, pero sí a café; y los viernes en la noche, arman su rumbita ahí. Tienen intereses y necesidades materiales o culturales y sobre ellos se aglutinan para satisfacerlas”, añade.
Iturriza advierte que “es medio incorrecto políticamente”; sin embargo, también señala como tribu urbana a los jóvenes del Frente Francisco de Miranda. Él los llama “los tomaticos”.
“Hubo en el país un boom de la militancia revolucionaria. Fueron unos chamos que recibieron un curso intensivo de marxismo-leninismo. Son muy impetuosos y admiro eso; a la vez son muy dogmáticos”, opina.
“Es como un producto cultural con mucho peso en lo político, muy característico de la venezolanidad, fruto de la Revolución Bolivariana, con una mezcla de la herencia de cómo nosotros hemos recibido a la Revolución Cubana”, arguyó.
CRIMINALIZACIÓN Y MEDIOS
En opinión de Silva, el reconocimiento por parte de las instituciones del Estado de estas expresiones, en las que el protagonismo es de los jóvenes, es importante. “Se trata de construir una alternativa al capitalismo que nos ha tenido suavizados y domesticados. Ellos pugnan por un cambio. Es momento de escucharlos”, afirma.
Estima que en 2011 hubo una apertura. Pone como ejemplo la agenda cultural de Pdvsa-La Estancia. Para él estuvo concebida con el “propósito de intervenir la calle”.
No piensa así del caso de los cuerpos de seguridad del Estado. Refiere que la congregación rasta en Chuspa, al principio, fue “reprimida por la Guardia Nacional (GN). Y no ha sido muy diferente en la ciudad. La GN se ha portado muy mal con este tipo de expresiones culturales”, expresó.
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Tips tribales
> A juicio del sociólogo Freddy Silva, con el lanzamiento del Gran Polo Patriótico, el pasado 6 de octubre de 2011, se dio un momento de luz esperanzadora para las expresiones urbanas. “Vimos cómo el presidente Hugo Chávez chalequeaba a un chamo que tenía una cresta con una colita. Es un hecho inédito que el Presidente haya interactuado con jóvenes hiphoperos, cirqueros y teatreros, quienes le plantearon sus ideas, proyectos y la necesidad de tener voz y voto en la construcción de políticas públicas”.
> Skinheads o cabezas rapadas fue un movimiento conformado por jóvenes de clase media y alta, surgido en los años 1960 en Inglaterra, movidos por ideales neonazis y fascistas.
> En los últimos 10 años, los cirqueros en Venezuela vienen ganando terreno como movimiento juvenil urbano. De hecho, hay colectivos organizados que hacen vida en espacios como el Nuevo Nuevo Circo.
> Los patineteros son otro movimiento en auge. En Caracas existen varios parques para la práctica de esta disciplina: plaza Andrés Eloy Blanco (centro); Plaza Miranda (Los Dos Caminos), Parque Nuevas Generaciones Urbanas (Caricuao) y Parque de Deportes Extremos (Chacao).
KLARA AGUILAR VÁSQUEZ/CIUDAD CCS
ADVERTENCIA: ESTA INFOGRAFÍA ES REFLEJO DE ALGUNOS DE LOS MOVIMIENTOS QUE HACEN VIDA EN LAS CIUDADES DEL PAÍS. ETTEN CARVALLO / INVESTIGACIÓN: KLARA AGUILAR VÁSQUEZ
FOTOS ILICH HERNÁNDEZ/L. BOBADILLA/NANCY CERVANTES
RM
CUANDO ASUMIMOS EL TERMINO DE «TRIBUS URBANAS» COMO UN CONCEPTO Y LO APLICAMOS COMO UN HECHO ASI EXPRESADO POR EL FILOSOFO FRANCES QUE LO CREO (MICHEL MAFFESOLI) NO HACEMOS MAS QUE COPIAR DE AJENOS. EN VENEZUELA SIEMPRE HUBIERON EXPRESIONES SOCIALES CON LAS CUALES LAS PERSONAS SE AGRUPANBAN Y SE AGRUPAN EN SU NECESIDAD DE SOCIALIZACION. AHORA POR FACTORES DE INFLUENCIA DE ESTILOS DE ECONOMIAS SI SE LE PUEDE LLAMAR ASI AL CONSUMISMO CHEVERE (FACIL AGRADABLE E IMITABLE) Y LA VARIEDAD QUE SE OFRECE; CUALQUIERA PUEDE ESCOJER EN EL MENU DE OPCIONES DONDE REALIZAR SU MESCLA DE LO FORANEO CON LO PROPIO E INVENTARCE UNA SUERTE DE DESVIRTUADAS VERDADES Y CULTURAS Y CREARSE UNA MENTIRA A SU GUSTO PARA LOGRAR UNA IDENTIFICACION SOCIAL QUE RAYA EN LO ENFERMISO DE NECESIDADES INFUNDADAS EN CARENCIAS Y CONOCIMIENTOS A MEDIAS QUE AL FINAL PERSIGUEN UN VALOR QUE REALMENTE SE CREA PARA UNA SATISFACCION SOCIAL COPIANDO FINALMENTE ASÍ EL SENTIDO VANIDOSO IMPUESTO POR EL HOMBRE EN SU PROCESO DE SOCIALIZACIÓN. UTILIZAR TERMINOS COMO TRIBUS URBANAS SERIA COMO DARLE OTRO NOMBRE A LO QUE SIEMPRE HEMOS HECHO SOLO QUE AHORA ES AFRANCESADA LA COSA MIENTRAS EL DETERIORO CULTURAL NO SE NOTA Y COBRA RELEVANCIA UNAS SUPUESTA NUEVAS TRIBUS CONFORMADAS POR PERSONAS QUE TRATANDO DE HUIR DE SUS MIEDOS EXISTENCIALES BUSCAN IDENTIFICACION CON OTROS SIMILIRES QUE POR LO GENERAL TIENEN UNA GRAN SIMILITUD EN CONOCIMIENTOS TOMADOS DESDE LA INFORMACION TELEVISIVA YA BASTANTE MANIPULADA DESVIRTUADA PERO AGRADABLE E IMITABLE FACILMENTE.
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