Por Martin Hacthoun
Damasco, 3 ene (PL) Los observadores de la Liga Árabe prosiguen su labor en Siria en medio de fuertes presiones externas en las que no faltan críticas, falsedades mediáticas, denuncias y hasta golpes bajos contra su jefe, el general sudanés Mohammed Ahmed Mustafa al-Dabi.
Mientras, algunos políticos árabes insisten en que la solución al problema sirio es un asunto interno y corresponde a su pueblo resolverlo sin intromisión extranjera, como insistió el canciller libanés, Adnan Mansour.
Según el secretario general de la Liga Árabe (LA), Nabil al-Arabi, los observadores han visitado una treintena de ciudades y pueblos, y logrado avances en su misión, al tiempo que llamó a los medios a no anticiparse a los acontecimientos y esperar a que los inspectores terminen su labor.
Al-Arabi también está bajo fuertes presiones y optó por convocar una rueda de prensa en El Cairo, Egipto, el lunes, durante la cual defendió a los enviados de la LA a Siria, en especial al general al-Dabi, frente a los ataques mediáticos y de otros grupos de poder e intereses.
El jefe del Parlamento Árabe, Ali al-Salem al-Dekbas,se sumó a esa ofensiva y demandó el domingo a la LA a retirar de inmediato al equipo de inspección con el alegato de que el gobierno de Damasco prosigue reprimiendo a la población y violando el protocolo firmado.
Ante la insistencia en la campaña anti-siria de que hay francotiradores apostados en azoteas, al-Arabi dijo que disparos continúan amenazando la vida de civiles, pero admitió que «es difícil decir quién dispara a quién», al tiempo que reconoció que las tropas han sido retiradas de las ciudades de Homs, Hama, Daraa e Idleb.
En las carreteras de entrada a esas ciudades, en particular Homs, hay puestos militares de control para evitar la entrada de grupos armados terroristas y que estos introduzcan pertrechos bélicos que han sido infiltrados en el país, y que todavía insisten en hacer organizaciones anti-sirias desde Turquía y el Líbano.
El general al-Dabi es blanco ahora de una intensa hostilidad en la campaña anti-siria, en la que incluso lo acusan de haber pertenecido a un ejército que cometió crímenes de guerra en su país.
Tal imputación apareció ayer en un editorial del diario saudita Al-Hayat bajo el titular «El Escándalo Dabi», el cual incluso ataca a la LA por haber escogido al veterano oficial.
El militar Dabi suscitó la ira de quienes azuzan la ofensiva contra Siria cuando desmintió reportes de prensa de que hubieran francotiradores del gobierno en techos de edificaciones en Daraa, reconoció que las autoridades cumplen con el apoyo acordado con la misión observadora y dijo que en Homs reina la tranquilidad.
Asimismo al-Arabi pidió calma y dijo que al-Dabi presentará próximamente un primer informe parcial sobre la labor de los observadores durante las primeras semanas y probablemente lo convoque a El Cairo a una reunión.
Mientras, los inspectores visitaron la víspera las comunidades de al-Hamidiyyah y al-Andalus, y el pueblo de Ma’r Shehur, en Hama, y localidades en Idleb y la zona rural de Damasco, y este martes tienen previsto otro programa de recorridos.
El canciller libanés, Adnan Mansour, enfatizó que la crisis en Siria no puede solucionarse con intromisión extranjera porque esto obstaculiza los pasos y medidas para resolverla, y no contribuye a profundizar el diálogo; «en todo caso complica la situación», subrayó.
La agencia de noticias SANA difunde declaraciones de Mansour en las que señala que el presidente Bashar al-Assad no rehusó aplicar reformas, al contrario, y que estas no salen de la nada, sino a través de un diálogo y un proceso de aplicación al que se le debe dar tiempo y dejar en paz.
Recalcó que los acontecimientos en Siria preocupan a su país porque son dos naciones hermanas vecinas, vinculadas por lazos geográficos, económicos, sociales y humanitarios, «y existen cosas comunes entre ellas como estabilidad y seguridad, y el estado de la situación en Siria se refleja positiva o negativamente en el Líbano», señaló.
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