Beatriz Aiffil
El paisaje se repite en las matas de cacao, yuca y quimbombó, en el mar, en el río y en la laguna. En la pasión y libertad que rezuman las paredes de bahareque. La conexión, sin embargo, se mantiene clandestina como si los perros de caza la hubiesen llevado a la casa grande donde no podemos entrar. Falta el nexo con la tierra de los padres. Dónde estarán las jirafas que se asoman a beber con las dos patas delanteras extendidas hacia los lados mientras los hipopótamos enturbian el agua con sus pesados chapoteos. Seguir leyendo «Saberes africanos»