Mandela cumple 93 años

El expresidente de Sudáfrica ha regresado a Qunu, la ciudad en la que pasó su juventud, para celebrar su 93 cumpleaños, informó el diario Times.

Nelson Mandela pasó 27 años en prisión por su lucha contra el Apartheid. Tras la abolición del sistema de discriminación racial, se convirtió en el primer presidente negro de la nación africana (1994- 1999), un país que se había hecho tristemente célebre en el mundo por su regímen abiertamente racista. Ahora celebra su cumpleaños en medio de la euforia y la fiesta de los habitantes de Qunu que han tomado cada 18 de julio como ‘El día de Mandela’ desde 2009, en parte gracias a los esfuerzos de la fundación del Premio Nobel de la Paz en 1993.

Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918 cerca de Qunu, en la entonces Transkei (actual Cabo Este). Era el menor de los hijos del consejero del jefe del clan Thembu. Entre sus paisanos, Mandela ha sido conocido desde siempre por el nombre de ‘Madiba’, un título honorífico otorgado a los ancianos de los Thembu. Es el primer jefe de Estado sudafricano en haber sido elegido democráticamente y fue presidente de su país entre 1994 y 1999. El pasado mes de enero la salud del premio Nobel de la Paz dio un susto al sufrir una infección respiratoria aguda.

Su encarcelamiento

Al año siguiente, abandonó el país en secreto y recibió entrenamiento militar en Argelia. Posteriormente regresó a Sudáfrica, donde fue detenido y condenado a cinco años de cárcel por incitación a la violencia y por abandonar ilegalmente el país. Una vez en la cárcel, Mandela fue acusado en 1963 de los cargos de sabotaje y conspiración. En junio de 1964 fue condenado a cadena perpetua, que empezó a cumplir en la cárcel de Robben Island, en Ciudad del Cabo, donde permaneció sus primeros 18 años de cautiverio. «He defendido el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades», declaró ante el tribunal de Rivonia, en el que fue condenado. «Éste es mi ideal y deseo vivir para alcanzarlo, pero, si es necesario, estoy dispuesto a morir por este ideal», añadió.

Su ejemplo se propaga

La ONU ha pedido a los ciudadanos de todo el mundo que dediquen 67 minutos de su tiempo a algún servicio a su comunidad, un minuto por cada año que el líder sudafricano Nelson Mandela ha servido a la humanidad. El llamamiento de la ONU al servicio público forma parte de una campaña de la Fundación Mandela para reconocer sus contribuciones como abogado de derechos humanos, adalid de la libertad, prisionero político, mediador de paz, y primer presidente electo democráticamente de Sudáfrica. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a emular a Mandela para cambiar al mundo y hacerlo un mejor lugar para todos. «Juntos podemos ayudar a la gente a alcanzar la dignidad y libertad a la que tiene derecho desde que nace», dijo Ban. Consideró que «esa es la mejor forma de desearle un feliz 93 cumpleaños a Nelson Mandela y es la mejor manera de agradecerle por ser una fuente tan grande de inspiración».

Icono mundial contra el racismo

Desde su juventud, Mandela dedicó su vida a la lucha contra el racismo. En 1944, tras licenciarse en la universidad, fundó la Liga Juvenil del ANC, junto a otros históricos dirigentes, como Oliver Tambo y Walter Sisulu. Mandela fue uno de los primeros activistas negros que defendieron la resistencia armada contra el ‘apartheid’, lo cual derivó en 1961 en la creación del brazo armado del ANC, Umkhonto we Sizwe (La Lanza de la Nación). No obstante, ‘Madiba’ no dejó de recordar en todo momento que la lucha armada debía ser siempre «la última alternativa».

Su lucha contra el ‘apartheid’

Durante sus 27 años de presidio –que incluyeron, en 1969, un desconocido intento de fuga organizado por el servicio secreto sudafricano que pretendía aprovechar su evasión para asesinarlo–, Mandela sufrió unas durísimas condiciones carcelarias a causa de su condición de preso político y de un sistema penitenciario que mantenía la segregación racial también en las celdas. Pero en todo ese tiempo, Mandela se convirtió desde su prisión en el símbolo internacional de la lucha contra el ‘apartheid’. En 1989, De Klerk sucedió en la Presidencia al racista confeso Pieter Willem Botha. Con el nuevo presidente –que pertenecía al mismo partido que su predecesor–, comenzó un proceso democratizador cuyos momentos más simbólicos fueron la liberación de Mandela y su nombramiento como primer presidente negro de Sudáfrica, en mayo de 1994. Una de sus primeras medidas fue la formación de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, con la misión de investigar los crímenes cometidos por todas las partes enfrentadas durante el régimen del ‘apartheid’. El expresidente Mandela se reunió el pasado mes de junio con la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, en su residencia de Johannesburgo, con motivo de su gira africana. La Casa Blanca consideró, en ese momento, que el encuentro serviría para «construir una unión entre la administración Obama y la próxima generación de líderes africanos». En este sentido, el consejero presidencial Ben Rhodes señaló que el viaje de la primera dama «conecta con los objetivos del presidente (Barack Obama) de avanzar en la democracia en África», ya que «el desarrollo democrático, la salud y la seguridad» en este continente «afecta al futuro de Estados Unidos».

Y su otra lucha, contra el SIDA

En 1997, Mandela cedió el liderazgo del ANC a Thabo Mbeki, como primer paso para la transferencia del poder a una nueva generación de políticos supuestamente más preparada para afrontar los retos económicos del país. En junio de 1999, Mbeki se convirtió en presidente de Sudáfrica. Desde entonces, Nelson Mandela ha dedicado su vida a luchar contra el sida –en 2005 perdió a su único hijo varón a causa de esta enfermedad–, a impulsar un grupo internacional de observadores formado por veteranas y prestigiosas figuras mundiales, incluidos varios premios Nobel de la Paz, como el ex presidente norteamericano Jimmy Carter o el obispo sudafricano Desmond Tutu, y a mostrar su apoyo expreso al líder del ANC y actual presidente del país, Jacob Zuma.

La realidad de Sudáfrica

21 años después de la excarcelación de Nelson Mandela, los sudafricanos han superado en buena parte las secuelas del ‘apartheid’ y han alcanzado niveles estimables de reconciliación interracial, pero siguen enfrentados a importantes problemas sociales y económicos, con un 25% de desempleo oficial -aunque los analistas estiman que el porcentaje real es mucho mayor-, un 34% de pobres, una fuerte desigualdad con «tintes raciales», altos niveles de criminalidad -también entre los más altos del mundo- y una de las incidencias de VIH/sida más altas del mundo.

Queda mucho por hacer en Sudáfrica

La Sudáfrica que sigue celebrando los 21 años de la liberación de Mandela ha superado buena parte de sus diferencias raciales. La política de reconciliación del expresidente ha servido para ganar a los conservadores blancos a la causa del antirracismo y ha conseguido que blancos y negros convivan y se respeten mutuamente. Pero el país se enfrenta a importantes problemas sociales, agravados por la recesión económica que ha afectado al mundo, y de forma muy particular al país, y de la que Sudáfrica ha empezado a remontar desde mediados de 2009. Pese a las mejoras en la convivencia, la brecha racial ha aumentado desde 1995 en el terreno social y económico. Según el Banco Mundial, Sudáfrica adolece de «diferencias extremas en cuanto a ingresos y salud» y al menos el 34% de su población -de unos 50 millones de habitantes- sobrevive con menos de dos dólares al día. «Los cambios entre 1990 y 2010 no han sido profundos», declaró a Reuters un analista político independiente, Nic Borain. El país sufre, precisó, tres problemas principales: «desempleo, desigualdad con tintes raciales y pobreza». En la imagen, con su nieta Ndileka Mandela y su hija Zenani Dlamini.

Amigo de su carcelero

Su antigua esposa, Winnie Madikizela-Mandela, su hija Zindzi Mandela y viejos militantes de la lucha contra el ‘apartheid’ forman parte de su familia más cercana y ninguno de ellos le ha abandonado nunca. Sin embargo, choca más que tenga una buena relación con uno de sus carceleros, Christo Brand, con quien el histórico dirigente negro había entablado una muy estrecha amistad en el penal de Robben Island.

Su legado

El presidente de la Asamblea General de la ONU, el suizo Joseph Deiss, ha incidido por el aniversario del exmandatario que que «la filosofía de Nelson Mandela es que hagamos un mundo mejor, justo y pacífico». «Su voluntad de movilización conmueve nuestras vidas y, sobre todo, su lucha contra las enfermedades como el sida, para combatir la pobreza, su determinación para promover la enseñanza de calidad y su amor a los niños». Éstas pueden ser consideradas parte de su legado que deja a Sudáfrica y que traspasa fronteras.

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