Día de la Mujer: más derechos,menos flores

Bianca Foliaco

«Mas derechos, menos flores»…así rezaba el lema de las mujeres que un día del año 2000 salieron a manifestar por las calles de Varsovia.

Clara Zetkin

Once años después la consigna sigue siendo válida. El 8 de Marzo miles de mujeres son felicitadas por sus compañeros (por haber nacido mujer o por soportarlo, pensarán ellos), recibirán una rosa o en el mejor de los casos un obsequio (una nueva máquina para planchar, por ejemplo), mientras otras miles de mujeres son esclavizadas, discriminadas o abusadas física y emocionalmente.

Esto no quiere decir que no se realice una jornada en pro de la igualdad o emancipación femenina, que no existan hombres y mujeres preocupados por la eterna condición subyugada de la mujer, lo preocupante es como la “celebración” paulatinamente deja de pertenecerle a las mujeres, como se convierte en producto de consumo, en algo plástico, un objeto mas para el estante de imágenes sagradas: Padre, Madre, Amor, Mujer.

Rosa Luxemburgo

“Entre los seres humanos la superioridad no se otorga al sexo que da la vida, sino al que la destruye”, la frase es de Simone de Beauvoir. La Historia está llena de ironías como esta. A pesar de todo, la historia del Día de la Mujer no ha sido la lucha por la superioridad (exceptuando a algunas feministas radicales en el 68), sino la lucha por la igualdad y en lugar de eso, se ha conseguido una gran sonrisa de condescendencia. Si, la Historia está llena de ironías, pero vale la pena preguntarse como un día tan profundamente vinculado a las luchas obreras (Flora Tristán era una arraigada defensora de los obreros), fue convertido en estandarte capitalista para el consumo de las clases burguesas. La  respuesta no es tan sencilla, no sabemos en que momento se perdió el origen, la memoria y el objetivo del Día de la Mujer, con que oscuras intenciones…o si fue simplemente la creación espontánea de un mito al que nadie, excepto algunas mujeres daba demasiada importancia.

La historia es confusa, la tradición romántica establece el lugar de los hechos en Nueva York (<<fueron las americanas las que iniciaron todo>>), en 1857, en una fábrica textil en la que 129 obreras perdieron la vida en un incendio; aquellas mártires protagonizaban una huelga con el fin de mejorar sus condiciones laborales. Aquello ocurrió un 8 de marzo y por esa razón todos los años se les rinde homenaje aunque eso no signifique que las condiciones laborales de algunas mujeres sean mejores actualmente. Esa es la verdad aceptada. Punto.

Será difícil saber cual es la verdad, lo cierto es que no es tan sencilla. Según investigadoras como la canadiense Renee Côtè, tal incendio nunca ocurrió sino hasta medio siglo mas tarde, no hubo una huelga, sino muchas, particularmente dos de gran trascendencia, no sólo en Nueva York, y la Implantación del Día de la Mujer Trabajadora no fue una idea fortuita, sino una larga cadena de sucesos, la iniciativa de numerosas mujeres entre las que destacan Clara Zetkin, Alejandra Kollontai y Rosa Luxemburgo, todas heroínas del movimiento obrero en Europa.

Aquí es donde se entretejen, se bifurcan y se confunden los acontecimientos, la alemana Clara Zetkin es conocida por impulsar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague, en la Segunda Conferencia Internacinal de Mujeres Socialistas, “en recuerdo de las 129 mujeres quemadas”…otra vez el mito.

Flora Tristan

A principios de siglo la lucha de las mujeres estaba centrada en el derecho al Sufragio femenino, desde hace mucho se había formado el clima en Europa, Olimpia de Gouges había publicado la Declaración de Los Derechos de La Mujer y La Ciudadana en 1791 reclamando el derecho al voto, seguida al año siguiente por Mary Wollstonecraft con la Vindicación de los Derechos de la Mujer, y países como Nueva Zelanda y Finlandia eran pioneros en reconocer tal derecho a las mujeres. Este fue el tema central de la Primera Conferencia de Mujeres Socialistas en 1907. Ahora bien, en Chicago un grupo de mujeres no ligadas directamente al partido socialista instaura el Woman’s Day en el teatro The Garrick, donde se discuten cuestiones como la educación de la mujer y su relación con el partido socialista, el cual, decide emular esta jornada al año siguiente, en Nueva York, celebrándolo siempre el ultimo día de febrero. Corría el año 1910 y es entonces cuando ocurre una  huelga de obreros y obreras textiles en  Nueva York, desde el 22 de noviembre hasta el 15 de febrero, en vísperas de la conmemoración del Día de la Mujer o Woman’s Day.

En Agosto del mismo año se lleva a cabo la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas en Copenhague liderada por Clara Zetkin. La delegación americana propone un Día de la Mujer Trabajadora, de carácter internacional cuyo primer objetivo sea promover el derecho al voto, la propuesta es aceptada. El día queda indefinido, cada país acogerá una fecha distinta.

Alejandra Kollontai

Alejandra Kollontai propone homenajear a las huelguistas de Prusia de 1848 (que casualmente reclamaban el derecho al voto) el 19 de marzo al año siguiente, 1911, en el cual se llevará a cabo la segunda huelga responsable del mito, la huelga que si terminó en incendio y cuyas víctimas no fueron 129 mujeres, sino 146 obreras textiles, todas inmigrantes, en un incendio causado por las pésimas condiciones de seguridad de la fábrica Triangle de Nueva York, condiciones que habían sido denunciadas por las huelguistas, cuyas demandas fueron desoídas y terminaron trágicamente (Cualquier parecido con la realidad actual, es sólo coincidencia). Esto sucedió el 29 de marzo, mientras tanto el Día de la mujer se celebra el último domingo de febrero, luego el 19 de marzo y finalmente el 8 de marzo escogido al azar y sin necesidad de homenajear a nadie, por Clara Zetkin en 1914. A estas alturas ya varios países celebran el Día de la Mujer.

Sin embargo, la historia no termina ahí, una tercera huelga, no en Nueva York, sino en Rusia y que no termina en incendio gigantesco, sino en “los diez días que conmovieron al mundo” es llevada a cabo de manera espontanea por las tejedoras y modistas de Petrogrado que salen a las calles por pan y paz a pesar de la prohibición expresa del Partido un 23 de febrero (8 de marzo en calendario occidental). El resultado fue la Revolución de Febrero, primera fase de la Revolución Rusa.

El resto de la historia es la asimilación progresiva del Día de la Mujer por la mayoría de países en el mundo, la lucha de miles de mujeres y hombres en todo el mundo por el reconocimiento de  un día consagrado, por el derecho a manifestarse, seguido del triunfo del Sufragismo y ciertos derechos políticos, y lamentablemente por  el olvido de las raíces profundamente socialistas de la celebración y con ello el olvido del Día de la Mujer Trabajadora, Campesina, Luchadora, es decir, Mujer de Conciencia.

Simon de Beauvoir

El interés por el Día de la Mujer se retomó en los 60, década de revolución sexual y liberación femenina, de Woodstock y Mayo en París, y en contraste, el clima político tensionante de la Guerra Fría, en el cual no convenía añadir el epíteto de socialista a una conmemoración que las feministas americanas querían retomar y propiciar. En este sentido se entiende aquella confusión histórica, una fábula para que el mundo occidental no se sintiera amenazado por la liberación femenina (después de todo toda concurrencia de mujeres debe terminar en tragedia).

En 1975, la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como Día de la Mujer, seguida por la UNESCO en 1977, y siempre con el mito a cuestas.

La cuestión no es derrumbar el mito, quizás no sea acertado históricamente rendir homenaje a 129 obreras quemadas, pero es importante recordar el 8 de marzo y todos los días del año a 146 y miles de obreras muertas a causa de las condiciones laborales paupérrimas, a mujeres socialistas asesinadas en medio de la noche, o a veces en plena manifestación, a las primeras sufragistas torturadas por policías por reclamar un derecho natural, a musulmanas lapidadas, africanas mutiladas, mujeres de todos los países abusadas, humilladas, explotadas sexualmente, mujeres de todos los días que sufren o mueren víctimas de la violencia doméstica.

Vale la pena conmemorar el 8 de marzo, y de paso recibir flores, no obstante debemos tener presente que no es suficiente, que la lucha no murió con el Sufragismo, ni con el acceso a la universidad, que se ha avanzado y se han obtenido logros pero no cambios de conciencia, que la lucha femenina apenas recién empieza, pues no se trata de liberar a la mujer, se trata de liberar a la humanidad.

CM